Capítulo 1 La amenaza

No debí haber entrado, ahora me arrepiento.

Estoy caminando, despacio, huyendo de las autoridades. Ahora que me he dado cuenta de lo que estoy haciendo, no puedo permitirme más errores. Ya me lo advirtió mi madre cuando se lo sugerí, una sola palabra sirvió para que acabara la conversación, un "NO" rotundo que me hizo enmudecer casi al instante. Me estaba negando la posibilidad de conseguir alimento para mis hermanos, aunque no de una forma legal, claro.

Pero no la hice caso, y esa misma noche cogí mi mochila y salí de mi casa sin hacer ningún ruido. Conforme me iba acercando a los campos de hortalizas, la idea me iba pareciendo más absurda y descabellada. 

Ya cerca, me paré a medio metro de la barrera, más o menos, y escuché. Oí un ligero zumbido, que me indicaba que la valla estaba electrificada. La semana pasada descubrí que faltaba parte de esta cerca del límite del distrito 11; en ese momento pensé que no tardarían en arreglarlo. Había un agujero lo suficientemente grande como para que pasara sin rozar la barrera. Y entré.

En el mismo instante en el que mi cabeza asomó por la verja, sentí que algo iba mal. No vi nada raro es solo que... algo me sobresaltó. Seguí andando, menuda estupidez. Ahora me he dado cuenta de lo que esta pasando, el motivo que me hizo estremecer cuando entré. No se oye nada, absolutamente nada. Normalmente se oyen insectos, ya sean cigarras o grillos, o la mosca mas insignificante. Nada. Esto no es nada bueno, tengo que salir de aquí.

Por un momento me permito el lujo de mirar hacia atrás. Por qué lo habré hecho. "mierda, mierda, mierda" ¿se está quemando algo? ¿Qué es eso? Espero que no sea otro muto del capitolio, solo de pensarlo me dan escalofríos.

Tengo que llegar a casa, sea como sea.