domingo, 25 de noviembre de 2012

capítulo 2 Recuerdos

Intento entrar sigilosamente en casa, sin abrir mucho la puerta de entrada, porque hace ruido al moverla. La cierro cuidadosamente y me voy hacia mi habitación lo más rápido posible sin llegar a correr. Miro en el reloj de mi habitación, las 4:30 am. Puedo dormir un par de horas hasta que tenga que ir al campo.

Me tumbo en mi cama e intento dormir, después de tanto correr eso no es un problema; a los dos minutos
estoy profundamente dormida. En mi sueño estoy en el campo, con mis compañeros recolectando tomates por la noche con esas gafas nocturnas que nos traen desde el capitolio. Tengo a mi lado a Martin y a Lauren, y detrás mía hay uno, dos... cuatro agentes de la paz (son unos policías venidos desde el capitolio , uniformados, y siempre vigilantes, demasiado para mi gusto). Martin se me acerca:

-pss.-insistió para que le mirara-.Rue.
-¿Qué quieres?
-Tengo una idea-él no es un mal chico, de hecho me cae bien-. ¿Y si me llevo una de estas gafas?
-¿Tú estas loco? No puedes hacer eso, no sabes cómo te castigarán, seguro que hasta ponen unos cuantos papeles más en la urna con tu nombre.
-Tienes razón, Rue. No sé como se me ha ocurrido-dicho esto bajó la cabeza y siguió cogiendo tomates.

La urna. Todos los años, en el día de la cosecha, se elige por un sorteo a un chico y una chica de entre doce y dieciocho años para que se enfrente a los juegos de hambre, que televisan en todos los distritos. En él, sueltan a los veinticuatro tributos en un terreno que diseñan en el capitolio. Se pelean hasta que solo queda uno, que se proclama vencedor y consigue beneficios y riqueza. Es horrible, porque este año es el primero en el que mi nombre entrará por primera vez en la urna del sorteo. Y más de una vez debido a que he tenido que pedir teselas, cestas de comida a cambio de otro papel con tu nombre en la urna.

Mientras pienso esto, los agentes de la paz se dispersan, y unos altavoces anuncian: "turno de noche, vayan saliendo en orden". Ya era hora. Nos ponemos en fila para devolver las gafas, y veo delante mía que Martin se las está metiendo en el bolsillo de los pantalones. Esto no pinta bien, pero intento fingir que no le he visto.

Ya casi es el turno de Martin. Conforme se va acercando, me pongo más nerviosa. ¿qué le harán? Mejor no pensar en eso."Sus gafas"dice el dependiente. Esto no pinta bien. "no tengo" fue su respuesta. Me hubiera gustado salir corriendo, pero me quedé en el sitio cuando el dependiente dijo:"venga conmigo".

Intenté comportarme lo más normal que pude al llegar a casa, pero la madre de Martin estaba en mi casa. Me dijo:"lo han matado". Acto seguido, se desmayó, y la habitación me empezó a dar vueltas.

-Rue, Rue- por fin, mi madre-. Despierta.
-Mamá... lo mataron. A Martin.
-Ya lo sé cariño, el año pasado.

1 comentario:

  1. Oh que triste lo de Martin. Los agentes de la paz son tan crueles en ese distrito. :(
    A la espera del siguiemte

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